Polos opuestos, almas gemelas.
Polos opuestos, almas gemelas.
viernes, 29 de marzo de 2013
Capítulo 28: Lucha.
Capítulo 28: Lucha.
Todo el camino de vuelta a casa de Liam estuvimos en silencio escuchando la lluvia chocar en el cristal del audi, y de fondo sonaba 'Always' de Bon Jovi. En algunos semáforos observaba a Liam, que miraba pensativo por la ventana. Me fui fijando en cada detalle de su rostro, repasando toda su figura, que era hermosa y fuerte, aunque tanto como de fuerte y grande era su corazón. Escuché el claxon de un coche interrumpiendo mis pensamientos, pues el semáforo ya se puso en verde. Volví a poner el coche en movimiento y con mucha velocidad crucé aquella larga avenida. Liam se asustó y se agarró a la puerta. Comencé a reír y frené poco a poco hasta llegar a su casa. Aparqué justo en su puerta y nos despedimos. Liam me dio las gracias y se bajó del coche, dejándome sin ninguna explicación sobre su agradecimiento. Cuando entró en casa aceleré y me dirigí a la mía. Guardé el coche en el garaje y entré por la puerta trasera, que daba a la cocina. Mi madre cocinaba pizzas. Me acerqué a ella y le besé en la mejilla. Saludé a mi padre y mi hermano que veían la televisión.
-Sally, he hecho pizzas. ¿Quieres?
-Sabes que no me gustan.
-¿Qué te hago?
-Tranquila, ya me haré algo.
-¿Qué te apetece?
-Creo que un par de filetes de pollo a la plancha.
-Esta bien.
Salí del salón y entré en la cocina para prepararme la cena. Mis padres y mi hermano cenaban antes que yo ya que saben que no soporto el olor de la pizza. Cuando terminé de cocinar lo guardé todo en su sitio y con un vaso de agua y el plato en las manos me senté en la mesa junto con los demás que ya habían terminado de cenar mientras veíamos la televisión. Aguanté las ganas de devolver como pude.
-Sally, mañana son las pruebas, ¿no? -preguntó mi padre.
-Sí, a las 20:45 es la primera.
-¿De verdad que no quieres que te acompañe? -dijo mi hermano.
-No quiero que lo pases mal, mamá sabe como es aquello.
-Es demasiado doloroso, Andrew. Yo no lo puedo soportar.
-Pero es que vas sola...
-Los médicos prefieren que vaya sola. El Jueves por la tarde supongo que estaré aquí.
-Ten mucho cuidado, por favor.
-Lo tendré -sonreí, aunque por dentro tenía mucho miedo.
Terminé de cenar y fregué mis platos y demás. Cuando terminé subí las escaleras y entré en mi habitación. Me quité las vendas de cada muñeca y me las dejé al aire libre para que se sanaran las heridas, ya que más o menos estaban recientes. Las acaricié lentamente intentado no hacerme más daño. Me quité las lentillas y me puse las gafas. Me eché en la cama y me puse a escuchar música en el móvil. Sin darme cuenta mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente hasta quedarme completamente dormida.
Al día siguiente me levanté tarde por lo que tuve que entrar a segunda hora. Justo en la hora de Educación Física, aunque el profesor faltó. Aquel era el momento para grabar a Colin y entregar pruebas al director. Coloqué mi móvil en frente de la taquilla de Liam y salí. A los pocos minutos aparecieron Colin y sus amigos riendo. Entré corriendo al vestuario junto a Liam y vimos el vídeo. Habían abierto la taquilla y le habían robado todo el material de natación y habían dejado una nota amenazándole con que no volviera a aprobar. Abracé a Liam y salimos corriendo para enseñárselo al director. Entramos en el instituto y sin avisar entramos en el despacho. El director miraba algunos papeles que tenía encima de su mesa y luego nos miró a nosotros.
-Hola, Brooks, hola Payne. Creo que deberíais estar en clase.
-Ha faltado el señor Williams.
-No importa -volvió a decir el director.
-Bueno, da igual. Te hemos traído una prueba.
-¿De nuevo estáis otra vez con lo mismo?
-Querías pruebas, ¿verdad? Pues aquí tienes.
Desbloqueé mi móvil y le enseñé el vídeo. Me sorprendió muchísimo su reacción al ver el vídeo, como si aún necesitara más pruebas, como si aquel vídeo no le hubiera confirmado nada. Me separé del director sorprendida apagando el móvil y golpeando la mesa.
-Tranquilízate, Brooks.
-¡No puedo! ¿Como quieres que lo haga? Te he traído pruebas y sigues sin creerlo.
-No me valen esas pruebas. Es una broma, se le pone un castigo y listo.
-Mira, director, yo he sufrido acoso escolar durante siete malditos años, se cuando una persona también lo sufre. ¿Ves esto? -dije mientras me levantaba las mangas de mi sudadera para mostrarle mis quemaduras- me apagaban los cigarrillos en el brazo y Liam también las tiene -dije mientras Liam enseñaba las suyas- ¿Crees que yo también me lo he hecho? -El director se quedó callado durante unos segundos- No se merece el puesto que tiene.
Le fulminé con la mirada, cogí la mano de Liam y salimos del despacho dando un portazo. Salí corriendo al jardín mientras limpiaba mis lágrimas. Liam me seguía y me pedía que parase pero yo sólo quería huir y alejarme, por desgracia no podía salir del instituto, ya que estaban las puertas cerradas. Me senté en un banco del final, ya no podía seguir avanzando, Liam se acercó a mí y me abrazó muy fuerte, yo comencé a llorar en su hombro.
-Sally, no llores, por favor. Sé lo que estás haciendo por que toda mi pesadilla acabe, gracias, de verdad, pero no te pongas triste, no quiero que llores. Por favor, quiero que sonrías y seas fuerte, hazlo por mi, ya que yo no puedo, lucha y sonríe, por favor, Sally.
-Pero es que no lo entiendo, Liam. Le he traído pruebas. Sé que en el vídeo no te pegan ni te hacen nada, pero sabiendo todo lo que le hemos dicho que han hecho y ahora le enseñamos esto pues nos debería de creer. Y me duele, Liam, porque sé lo que estás sufriendo, sé que es muy duro. Y no mereces sufrirlo ni un día más.
-He sido fuerte, y voy a serlo hasta el último día.Ya has hecho suficiente y te lo agradezco, muchísimo, de verdad.
-Esto no se va a quedar así, Liam, voy a conseguir pruebas.
-Las tendremos, tranquila, cielo -dijo Liam mientras me abrazaba.
Apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando como su corazón latía rápido. Liam colocó su cabeza encima de la mía, y con su mano acariciaba mi espalda. Rodeé su cintura con mis brazos y le susurré varias veces que haría lo que fuera por que su pesadilla acabara de una vez y él de nuevo me daba las gracias por todo. Pero yo sabía lo que era vivir eso, sabía lo que era ser humillada, sentirte la persona más inútil, que no vales para nada, sentirte muy pequeña cuando te insultan o te levantan la mano, yo sabía perfectamente como se sentía Liam, y por eso me dolía tanto. Una voz masculina nos interrumpió. Pude reconocerla. Me separé de Liam y le miré fijamente.
-¿Sally? ¿Qué ocurre? -preguntó Harry preocupado.
Me levanté corriendo y le abracé fuerte. Suspiré mientras apoyaba mi cabeza en su pecho. De nuevo escuché voces que reconocí rápidamente, pues todo los demás se acercaron corriendo para saber que ocurría. Harry y yo nos separamos y le miramos fijamente. Liam se colocó a mi lado y sonrió, igual que yo. Mentimos diciendo que no ocurría nada, y pusimos la excusa de que teníamos que hablar con el director sobre por qué nos saltamos hacía unos días la primera clase.
Las cuatro últimas horas siguientes fueron las más largas en el tiempo que llevaba en aquel instituto. En el almuerzo tanto Liam como yo estábamos totalmente metidos en nuestros pensamientos, cuando nos hablaban nos tenía que llamar por segunda vez, y no hablábamos. Harry sabía que algo ocurría y estaba esperando a que estuviéramos solos. Harry y yo salimos antes del comedor pues teníamos que ir al hospital. Nos despedimos de todos y salimos del comedor. Primero fuimos a casa de Harry para soltar su coche y desde allí nos fuimos directamente a mi pueblo, que aproximadamente eran tres horas de camino.
La mayor parte del tiempo le estuve comentando a Harry todo lo que sucedió aquella mañana en el instituto. Él estaba muy sorprendido, pues llevaba dos años en la clase de Liam, y sabía que algunas veces se reían de él cuando hablaba pero nunca se imaginó que le llegaban a hacer tanto daño. Y él también se unió para sacar pruebas para el director. Cuando nos dimos cuenta ya llegamos al hospital. Aparqué, salí del coche y me acerqué a Harry para entrar juntos en el hospital. Cuando entré la mayoría de los médicos me conocían y se acercaban para hablarle o se quedaban mirándome. Varios me dijeron que estaba más delgada desde que salí y eso pues en parte me alegraron pues yo aún seguía viéndome gorda, pero por parte me preocupaba porque Harry estaba delante. Llegué a la segunda planta para ir a ver a Nicole, pero al final de la planta, en las sillas, observando el pueblo por las grandes ventanas que había en aquella planta se encontraba Andy, como siempre, con su mirada perdida. Sonreí ampliamente al verlo y solté la mano de Harry para acercarme corriendo a él y abrazarle después de tanto tiempo.
miércoles, 13 de marzo de 2013
Capítulo 27: Fuerza.
Capítulo 27: Fuerza.
(Narra Sally)
En el escaparate de aquella tienda
vimos unos hermosos vestidos y eso fue lo que nos hizo decidirnos en
entrar para probarnos algunos. Nosotras tres íbamos delante de los
chicos, así podríamos hablar de ropa sin aburrirlos. La dependienta
se nos acercó cuando nos vio observando los largos vestidos.
Danielle cogió uno negro, Ashley uno azul marino y yo uno verde agua
que me llamó la atención. Entramos a la vez en los probadores del
final de la tienda y a los pocos segundos salí para que tanto la
dependienta como los chicos nos dieran su opinión. Abrí la puerta
del probador y me recogí un poco el vestido, ya que eran largos
hasta los tobillos. Me coloqué al lado de Danielle, que ya había
salido del probador, y miré tímida a todos. A los pocos segundos
salió Ashley y comenzaron a comentar como nos quedaban los vestidos.
Según la opinión de los cuatro nos quedaban bastante bien a las
tres. Harry no apartaba la mirada de mi poniéndome cada vez más
nerviosa. Mordí mi labio inferior mientras sonreía tímida y
entraba de nuevo en el probador de la izquierda. Salí y me acerqué
a la dependienta para pagar el vestido.
-¿Cuánto es? -sonreí abriendo mi
bolso.
-Ya está pagado -sonrió.
-¿Cómo que ya está pagado?
-Sí, lo pagó él -señaló a Harry.
-Esta bien, gracias.
Me despedí de la dependienta y me
acerqué a Harry. Él estaba de espaldas hablando con los demás.
Acerqué mi cabeza a su hombro, aunque tuve que ponerme de puntillas,
ya que era mucho más alto que yo, besé su hombro y réi, captando
su atención. Me acerqué a su oído y le susurré:
-No hacía falta que me compraras nada
-sonreí.
-Tenía que comprártelo, estás
hermosa con el puesto.
-Gracias -dije tímida.
Harry giró su cabeza y como era más
alto, besó mi frente. Salimos de la tienda y seguimos buscando más
tiendas para comprarnos todo lo que nos faltaba. La siguiente tienda
a la que estramos fue una zapatería, que fue la primera que vimos.
Entramos y nos acercamos a la dependienta para explicarle más o
menos como queríamos el zapato. La morena le sacó a Danielle unos
tacones altos plateados, preciosos, se sentó y se los probó, al
levantarse pudimos ver como aquellos zapatos eran perfectos, le
hacían unas piernas preciosas. A Ashley le sacó unos negros, un
poco más bajos que los negros que me sacó a mí. Me senté al lado
de Danielle y me puse los tacones, luego me levanté y me miré en un
pequeño espejo que había en frente, la verdad es que me encantaban,
eran hermosos, y según los demás me quedaban genial con el vestido.
Me los quité y se los devolví a la dependienta para que los
guardara en la caja. Ashley no estaba muy convencida, pero al final
acabó comprándoselos. Pagamos y nos despedimos de la dependienta.
Salimos y entramos en un Starbucks que había cerca de aquel centro
comercial. Liam abrió la puerta y nos dejó paso a las tres chicas
para que entrarámos primeros. Nos pusimos a hacer cola mientras
hablábamos. El chico que estaba delante nuestra se giró muy rápido
y chocó con Liam. Éste último se quejó y se tocó el brazo. El
chico que le golpeó se quedó un poco extrañado, pues no chocaron
tan fuerte como para hacerse daño, aún así, se disculpó y salió
del Starbucks. Todos nos quedamos en silencio tras el quejido de
Liam, todos le miraban extrañados, excepto Danilelle y yo, que le
mirábamos preocupadas, ya que sabíamos la razón de su quejido. El
chico que atendía en la caja nos interrumpió, y menos mal, porque
alguno ya iba a preguntarle que pasaba. Nos pedimos algunos pasteles
y chocolates calientes, excepto Zayn y Danielle que se pidieron café.
Nos sentamos y nos repartimos los pasteles, luego ellos comenzaron a
comer, yo dejé mi donut de chocolate en el pequeño plato y cogí mi
chocolate para intentar beberlo. Hice un esfuerzo y bebí un poco
para que no se dieran cuenta de que no quería nada y apreté mis
labios. El olor de todas las bebidas y la comida me estaban dando
ganas de devolver. Retiré mi donut y lo coloqué en el centro de la
mesa llamando la atención de todos.
-¿Quiere alguien mi donut? -dije
evitando mirarlo.
-¿No lo quieres? -preguntó Zayn.
-No, es que almorcé mucho y no tengo
ganas.
-Pero si no has almorzado en el
instituto -dijo Danielle.
-En casa si lo hice, ¿verdad Harry?
-Sí -mintió.
-Ahora vuelvo -dije mientra me
levantaba y me dirigía al baño.
Entré corriendo y me coloqué frente
al espejo. Encendí el grifo y me eché agua en la cara. Lo cerré y
me sequé las manos. Suspiré mientras observaba mi rostro y en mi
mente comencé a insultarme a mí misma, como siempre hacía y
pensaba. Pues después de tantos años insultándome mucha gente cada
día, acabé creyéndome todo lo que me decían. Salí y vi como Liam
se levantaba y ser dirigía hacia mí.
-¿Te encuentras bien?
-No, Liam. Necesito irme, estoy a punto
de devolver, no aguanto -dije mientras disimulada y me tapaba la
boca.
-Esta bien, vámonos.
-Chicos, tengo que irme, me han llamado
y no puedo quedarme.
-Vale, pues no vamos contigo -dijo
Ashley.
Salí la primera de allí y cuando ya
nos encontrábamos en la calle pude respirar con normalidad. Pude
notar como Liam me miraba a veces y con la mirada me preguntaba si me
encontraba mejor, yo asentía sonriente a lo que me él me respondía
con una sonrisa. Llegamos a donde estaban aparcados el coche y la
moto. Nos montamos como en el principio y nos fuimos. Zayn y Ashley
se fueron y yo llevé a cada uno a su casa, según me pillaba de
cerca de aquella zona, Liam fue el último. Aparqué el coche justo
en frente de su casa y giré mi cabeza para mirarle.
-No quiero ir a mi casa...
-¿Por qué? -me preguntó extrañado.
-Porque estarán mis padres y me
preguntarán si he comido, donde he ido, si me he tomado los
medicamentos, y demás...
-¿Y lo has hecho? -dijo Liam serio.
Agaché mi cabeza y negué triste- ¿Y por qué?
-¿Te parece que nos vayamos a un sitio
mejor?
-Claro, vamos.
Puse el coche en funcionamiento y nos
dirigimos a aquel campo a las afuera de Londres que tanto me gustó.
Durante el camino estuvimos los primero minutos en silencio, aunque
no era incómdo, sólo escuchábamos la canción que sonaba en la
radio, que era 'Fuckin' perfect' de P!nk. Amaba esa canción, pues me
sentía muy identificada. Al acabar la canción Liam rompió el
silencio.
-Sally, le conté a mi padres lo que me
pasa en el instituto.
-Sí, lo sé. ¿Pasó algo?
-Y no se ha arreglado nada.
-Se arreglará, Liam. Yo misma voy a
dar las pruebas.
-Hoy lo pasé muy mal... -su voz sonaba
muy triste.
-No quería hablar del tema, porque yo
tuve mucho miedo. No quería ni imaginar lo que me querían hacer.
-Lo siento...
-¿Por qué?
-No te pude ayudar.
-Lo intentaste, Liam. No importa -dije
mientras aparcaba el coche, pues ya habíamos llegado- eran dos y tú
uno.
-De verdad que cuando me dijeron
aquello, fue como si me hubiera quedado sordo, no escuchaba. Cuando
me pediste ayuda y te vi así, sin camiseta y ellos tocándote cada
parte del cuerpo, de verdad, que me gustaría no haberte visto. Me
dolió tanto... Jamás se me olvidará aquella imagen.
-A mí tampoco este día, lo pasé muy
mal, no quería imaginar que me querían hacer, que se les pasaba por
la mente...
Liam se giró y me abrazó fuerte. Un
nudo se formó en mi garganta. Cuando nos separamos salimos del coche
y lo cerré. Nos sentamos en el césped, justo al lado del coche, uno
en frente del otro. Liam miró todo nuestro alrededor, pude notar en
su rostro como le gustaba, luego me miró a mí, y me miró intrigado
esperando que le contara qué le quería decir..
-Liam, mañana por la noche dormiré en
un hospital de mi pueblo, me harán unas pruebas.
-¿Por qué? ¿Qué pruebas?
-Para la anemia. Son unas pruebas muy fuertes. Por lo que tendré que ir sola.
-Para la anemia. Son unas pruebas muy fuertes. Por lo que tendré que ir sola.
-Si quieres puedo ir contigo.
-No. Al día siguiente hay clase.
-No importa -dijo encogiéndose de
hombros.
-De verdad que no, no lo podrías
aguantar, verme todo lo que me hacen, mis padres tampoco vienen
porque no sorportan estar allí.
-Pero, ¿qué te hacen?
-Entre más o menos cuatro médicos, dos me agarran para que no de patadas ni puñetazos y otros comienzan a pincharme por todos los brazos -dije mientras me levantaba las mangas de la sudadera para enseñarle todo las heridas de las agujas.
-Entre más o menos cuatro médicos, dos me agarran para que no de patadas ni puñetazos y otros comienzan a pincharme por todos los brazos -dije mientras me levantaba las mangas de la sudadera para enseñarle todo las heridas de las agujas.
-Dios mio, pero si te pinchan porque
tienes heridas así.
-No me pinchan como imaginas. Tienen
que hacerlo fuerte, no sé como explicarte, me clavan la aguja, y el
líquido duele muchísimo, incluso los médicos tienen que cerrar los
ojos porque no pueden ni mirar como me pongo.
-Sé fuerte, Sally. Pronto saldrás de
esto.
Dijo Liam mientras me volvía a
abrazar. Cerré los ojos mientras le abraza para evitar que las
lágrimas nublasen mis púpilas una vez más. Sabía que él se
imaginaba unas pruebas distintas, dolorosas, pero ni la mitad de lo
que realmente era.
sábado, 2 de marzo de 2013
Capítulo 26: Pelea.
Capítulo 26: Pelea.
Comencé a nadar rápido, detrás de
Harry, intentando esquivar a los demás que nadaban detrás de mí.
Llegué al bordillo y el profesor nos explicó a todos lo que
teníamos que hacer durante esa clase, cuando terminó de explicar,
Harry se puso conmigo para la prueba y cuando el profesor tocó el
pito, ambos nos tiramos al agua de cabeza y nadando nos dirigimos
hasta la otra punta. Harry llegó un poco antes que yo, pero al menos
había aprobado aquella prueba. Estuve sentado en el bordillo viendo
a las chicas como competían. Los que ya habían terminado las
pruebas se podían ir a ducharse y vestirse. Entré en el vestuario
buscando mis chanclas, pero no las encontraba. Salí, de nuevo entré
en la piscina y allí estaban debajo el pequeño banquillo blanco
donde estaban las toallas. No había nadie, ningún monitor y ya
habían cerrado el agua. Me iba a poner las chanclas cuando noté
como me cogían del brazo y me tiraban al agua. Alguien cayó a mi
lado y me cogió de la cabeza hundiéndome. Intenté mover los brazos
y las piernas para golpearle, pero no lo conseguí. Ya apenas tenía
aire. Comencé a tragar agua cuando escuché a alguien gritar. Los
que me agarraban la cabeza salieron corriendo de la piscina y me
dejaron allí tirado. Estaba inconsciente y comencé a hundirme. La
persona que gritó se metió en el agua y me sacó como pudo. Estaba
tumbado en el suelo, con una chica a mi lado, intentando sacar todo
el agua que había tragado. Era una monitora, ya que tenía puesto un
bañador rojo. La chica con sus dos manos apretaba mi pecho y poco a
poco iba volviendo a respirar. Escuché a alguien pronunciar mi
nombre, giré mi cabeza, ya que me encontraba un poco mejor, pero me
costaba respirar, Sally corría hacia mí. Se puso a mi lado y noté
como sus ojos estaban húmedos, intenté sonreír para no
preocuparla, pero no lo conseguí. Cerró sus ojos y apretó sus
puños, y sin decir nada salió corriendo de la piscina. Me levanté
del suelo, pero me mareé y la chica que se encontraba a mi lado me
agarró del brazo, cuando más o menos me encontraba bien, salí de
la piscina a buscar a Sally. Me vestí lo más rápido posible y
luego llegué al gimnasio a buscarla. Allí estaba rodeada de tres
chicos, uno de ellos, Colin. La escuchaba gritar y a ellos reír, me
acerqué con miedo a ellos. Sally me miró a los ojos, pidiéndome
que no me acercara con la mirada, pero no quería que le hicieran
daño.
-¡Dejadla! -grité.
-Anda, mira quien está aquí -dijo
Colin acercándose- pensaba que te habías quedado tirado en la
piscina.
-Pues aquí me ves. Soy más fuerte que
tú, Colin. Mucho más fuerte, no me vas a hacer daño, nunca más.
-¿Sabes? Tengo la moto aquí aparcada,
también tengo unas cuerdas, justo para tus muñecas, si quieres
luego podemos jugar -dijo riendo. El miedo me venció y agaché mi
cabeza.
Sally comenzó a gritar, escuchaba
golpes, pero apenas los escuchaba, como si estuviera sordo. El miedo
me venció, pero escuché como Sally gritaba que no le quitaran la
ropa, Sally pedía ayuda pero me sentía inmóvil, mis piernas no se
movían y no parpadeaba. Escuché como por tercera vez Sally me pedía
ayuda, aquella vez fue cuando reaccioné. Levanté la cabeza y ella
estaba sin camiseta, ellos jugaban con ella, y si supiera que la
vería así, no hubiera levantado la cabeza, pero algo me dio fuerza.
Vi la cara de Sally mientras lloraba y gritaba para que le ayudara,
apartaba a los chicos con las manos, pero ellos eran tres y mientras
dos la agarraban el otro le quitaba la ropa. Su mirada triste me
dolió tanto que fue lo que me dio fuerza para luchar contra ellos, o
eso intenté. Me acerqué a Colin que le quitaba los pantalones de
gimnasia a Sally. Le quité las manos y le di una patada en el
costado, él se cayó al suelo y uno de los otros soltó a Sally y se
acercó a mí para golpearme en la cara. Caí al suelo y mi cabeza
chocó con el suelo, sin darme cuenta mis ojos comenzaron a cerrarse
y poco a poco dejé de escuchar.
(Narra Harry)
Esperaba a Sally y Liam junto a Zayn,
Ashley y Danielle. No llegaban y el timbre ya había tocado, no nos
importaba perdernos la otra clase, ya que nos aburría muchísimo a
los cuatro. Escuchamos unos gritos y era la voz de Sally, sin duda la
reconocí. Miré a los chicos un poco extrañado, salí corriendo y
entré en el gimnasio seguido por los demás, que estaban igual de
preocupados que yo. Cuando entramos nos encontramos a Liam tirado en
el suelo, con sangre y tres chicos rodeaban a una chica, sin duda era
mi chica, mi Sally. Salí corriendo junto a Zayn, apreté mis puños
y con todos mis fuerzas golpeé a Colin en la cara. Su ceja comenzó
a sangrar, vi como Zayn iba a por el otro y Danielle y Ashley
intentaban parar al otro. Sally salió corriendo y a los pocos
segundos apareció con un algodón en la mano, y se lo acercó a Liam
a la nariz. Éste abrió los ojos lentamente y ambos fueron a llamar
a algunos monitores. Entre tres nos separaron y nos llevaron a la
enfermería del instituto.
-¡Chicos! Pero, ¿qué os ha pasado?
-preguntó el doctor Williams.
-Nada, sólo una pelea -dijo Colin.
-Una pelea bastante grave, ¿no?
-Tampoco tanto -dijo Zayn encogiéndose
de hombros.
-Las chicas están bien, sólo los
chicos están heridos.
-¿Me podéis explicar que es lo que ha
pasado? -preguntó el director mientras entraba.
-Sólo ha sido una pelea, como la que
hay todos los días, ya sabes... Colin y Harry se pelearon por Sally
-dijo Liam mintiendo. Estaba deseando reír por la absurda mentira
que dijo Liam, pero el director acabó colando.
-¿De verdad? -rió- No me sean
infantiles.
-Lo siento, director, Sally es tan
irresistible -dijo Colin riendo. Lo fulminé con la mirada.
-Te quieres callar de una vez -dije
apretando mis puños.
-Tranquilo, Harry -dijo Sally
agarrándome del hombro.
Cuando el doctor miró a todos salimos
de la enfermería y seguimos al director hasta dirección. Pude notar
como Liam y Sally no hablaron durante todo el tiempo que estuvimos
allí, y me extrañó, pero no le di importancia. El director nos
castigó, entre los nueve teníamos que montar el baile de primavera
y después limpiarlo todo si no queríamos quedarnos sin baile.
Asentimos, aunque Colin y los otros dijeron que no iban a hacer nada.
Me tenían muy cansado estos tres y no me podía aguantar para darle
una buena paliza, pero no podía hacerlo.
Las clases acabaron y cada uno nos
fuimos a casa, excepto yo que me fui con Sally, ya que iba a estar
con ella hasta que llegaran los demás. Íbamos a ir todos juntos con
las chicas a que se compraran el vestido para el baile de primavera,
estaba deseando ver a Sally con el puesto. Entramos en su casa, no
había nadie. Ella suspiró y entró en la cocina para leer la nota
que le dejó su madre en la mesa. No la leí, pero vi como ella
abría el frigorífico, cogía el plato de comida y lo tiraba entero
a la basura junto con la nota. El plato lo dejó en el fregadero y
salió de la cocina. La seguí y entramos en su habitación. Soltamos
las mochilas detrás de su puerta y nos sentamos en su escritorio
para hacer los pocos deberes que teníamos aquel día. Noté como el
labio me comenzaba a doler, me acerqué el dedo a la herida y vi que
tenía sangre. Sally me miró un poco preocupada y entró en el baño,
luego apareció con una pequeña caja blanca. Me senté en la cama y
ella se colocó delante de mi para curarme el labio. Me acercó el
algodón al labio y el líquido, me dolía mucho. Me quejé y me
retiré.
-Harry, no duele.
-Claro que duele.
-Si te pones así, te dolerá más.
Suspiré y volví a colocarme bien.
Mientras ella me daba despacio en el labio con el pequeño algodón
me fijé en su rostro. Sus ojos no parpadeaban y sus boca estaba
entreabierta, como solían hacer las chicas cuando se maquillaban.
Intenté sonreír pero me comenzó a doler de nuevo. Tenía ganas de
besarla pero sabía que me iba a doler y tuve que aguantarme. Suspiré
y dejé que terminara. Ella me colocó una especie de tirita para que
no echara más sangre. Me molestaba, pero era mucho mejor así.
Cuando más o menos dejé de sangrar nos pusimos de nuevo a repasar
las derivadas, ya que ese Viernes teníamos un examen muy importante
de ese tema. Era para el primer examen que me esforzaba tanto. El
timbre de la casa sonó, Sally miró por el balcón y bajó
corriendo, luego escuché las voces de los demás. Cerré los libros,
cogí mi móvil y salí de la habitación. Saludé a los demás y
salimos de la casa. Danielle, Liam y yo íbamos en el coche de Sally,
y Ashley y Zayn iban en la moto de éste último. Llegamos al centro
comercial, íbamos detrás de las chicas, dejando que ellas hablaran
entre ellas y corriendo entraran en la primera tienda que les
gustaba. Cogieron varios vestidos cada una, nosotros tres nos
sentamos en unos sillones que habían en la tienda justo al lado de
los probadores. Primero salió Danielle con un vestido azul marino
hermoso, le quedaba genial, pero yo sólo quería ver a Sally y su
hermoso vestido verde agua que me cortó la respiración.
martes, 26 de febrero de 2013
Capítulo 25: Tormenta.
Capítulo 25: Tormenta.
Despacio me acerqué al balcón
mientras me alejaba el móvil del oído. Corriendo abrí las cortinas
y las ventanas y salí al balcón, apoyé mis manos en la barandilla
y miré hacia abajo. Ahí se encontraba Harry con el móvil en la
mano, observándome sonriente, sonreí al verlo a él. Volví a
acercarme el móvil al oído cuando vi que él hablaba. Me pidió que
le abriera la puerta de casa, asentí con la cabeza mientras le
observaba y corriendo salí de mi habitación. Bajé corriendo las
escaleras y crucé el salón. Suspiré y abrí la puerta de la
entrada, salí al jardín y luego abrí la puerta pequeña blanca que
nos separaba en aquel momento. En cuanto la puerta dejó de
separarnos me lancé para abrazarlo fuerte, muy fuerte. El rió
mientras pasaba sus fuertes brazos por mi cintura. Sonreí mientras
cerraba los ojos lentamente. La voz de mi hermano nos interrumpió.
-¿Sally? -dijo él abriendo la puerta
de la entrada.
-Andrew, ¿qué pasa?
-Te escuché correr por las escaleras,
y me había asustado.
-Tranquilo, sólo fue porque llamaron a
la puerta. Él es Harry, un amigo -sonreí.
-Soy Andrew, su hermano -dijo mientras
se saludaban con un apretón de mano.
-Encantado -sonrió Harry separándose-
¿Puedo llevármela a pasear? -preguntó Harry.
-Claro -sonrió mi hermano- Pero
cuídala bien...
-Lo haré.
-Sally ten mucho cuidado, ¿te has
llevado los medicamentos?
-Los guardaré ahora en el bolso,
tranquilo -sonreí.
Andrew asintió con la cabeza y suspiró
preocupado. Dejé a los dos solos en el jardín y entré corriendo en
la casa, subí las escaleras de dos en dos y entré en mi habitación.
Cogí un bolso del vestuario y salí. Guardé las llaves de casa, el
móvil, y todos los medicamentos que me hacían falta.
Cuando estaba segura de que ya estaba
todo guardado salí de la habitación y bajé las escaleras. Mi
hermano se encontraba aún en el jardín hablando con Harry, escuché
como le pedía por favor a Harry que me cuidara bien, y que estuviera
atento a cada cosa que comía. No le dejé que siguiera hablando y
salí de casa interrumpiendo.
-Ya estoy lista, ¿vamos?
-Vamos -sonrió Harry.
-Dile a mamá que salí a dar un paseo,
que no se preocupe.
-Si te encuentras mal, no dudes en
llamarme, ¿sí? -dijo mi hermano antes de darme un beso en la
frente.
-Lo haré. Hasta luego, Andrew.
Salí de casa y paseamos por cerca de
aquella zona. Harry estuvo unos minutos pensativo, totalmente perdido
en tus pensamientos, sin mirarme, ni hablarme. Le miré un poco
preocupada, seguro que mi hermano le dijo algo que no debía, que yo
no le conté... Me paré y le agarré del brazo, ya que ni se dio
cuenta de que me detuve. El me miró un poco extrañado. Era de noche
y hacía mucho frío, el cielo estaba nublado como cada noche en
Londres, apenas había luz en aquella calle, sólo alumbraban las
pocas farolas y la luz de la luna. Harry parpadeó varias veces
seguidas.
-¿Qué te ocurre, Harry? -pregunté.
-Eso te lo tendría que preguntar yo a
ti, ¿no?
-¿Qué dices?
-¿Por qué se preocupan tanto por ti?
¿Por qué tantos medicamentos?
-Harry ya sabes el por qué.
-No, no lo sé. Me dijiste que te
recuperaste.
-Y me recuperé.
-No me mientas, Sally.
-¡Harry no quiero que lo sepas!
-grité.
-¿Por qué?
-Es muy duro. Cuando me recupere te lo
contaré, ahora no puedo hacerlo.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
Harry me abrazó muy fuerte. Le devolví
el abrazo cuando una gota cayó en mi rostro, miré al cielo, y
muchas otras comenzaron a caer. Harry me cogió del brazo y nos
escondimos en el primer lugar con techo que vimos. Hacía mucho frío
y mis labios temblaban, Harry al verme se quitó su chaqueta para
colocármela por encima. Estuvimos unos minutos allí sentados bajo
aquel techo, con mucho frío. Estábamos abrazados, poco a poco yo
entraba en calor, pero Harry no, sus labios estaban morados y
tiritaba. Saqué mis manos de los bolsillos y las puse en sus
mejillas, me acerqué a él corriendo y le besé. Nuestros labios se
movían a la vez. Los labios de Harry estaban congelados, aunque poco
a poco comenzaron a coger un poco de calor. Sin darnos cuenta dejó
de llover, corriendo nos levantamos y salimos corriendo de allí,
dirigiéndonos a mi casa, que por suerte no estaba muy lejos de
aquella zona. Harry tenía que volver andando a casa, y después de
la tormenta, decidí llevarlo yo a casa. Puse la calefacción del
coche y nos dirigimos a su casa. Poco a poco el frío se iba. Harry
me preguntó por el coche y le expliqué que antes de llegar a
Londres conseguí el carnet de conducir, y como me dijo Louis,
también quería conducirlo. Entre risas llegamos a su casa, al
llegar estuvimos unos segundos observando al frente, sin decir nada,
en silencio, Harry fue el primero que se giró y me miró sonriente.
Le imité y me acerqué a él lentamente para darle un corto beso.
Harry sonrió y salió del coche. Cuando entró en su casa puse el
coche en funcionamiento y me dirigí a la mía.
Entré en casa y saludé a mis padres y
a mi hermano que cenaban en el salón. Sin cenar subí a mi
habitación, preparé la ropa para el día siguiente y me puse un
pijama. Estuve sentada en la ventana, detrás del cristal, observando
la lluvia de aquella noche. Y como el cielo se iluminaba cuando
sonaba la tormenta, luego caía mucha más agua. Estaba apoyada en la
pared, abrazando mis piernas y la cabeza apoyada en el cristal,
observando la lluvia, pero también mi reflejo en la ventana. Alguien
llamó a la puerta, giré mi cabeza y le pedí que entrara. Era mi
madre, abrió un poco la puerta y se asomó.
-Buenas noches, Sally -sonrió ella.
-Buenas noches, mamá -sonreí.
Ella cerró la puerta sonriente y volví
a mirar como las gotas de agua chocaban con el cristal y descendían
rápidamente una al lado de la otra, como si de una carrera se
tratara. Me bajé de la ventana y dejé las cortinas abiertas, para
poder ver desde la cama como llovía. Me tumbé en la cama y sin
darme cuenta me quedé dormida, muy rápido.
(Narra Liam)
Me despedí de mi madre y abrí mi
paraguas antes de salir del coche. Cerré la puerta del coche y
observé como un audi a1 rojo entraba en el aparcamiento, nunca había
visto ese coche por allí, pero para mi sorpresa la chica que se bajó
del coche era Sally. Cogió su mochila y abrió su paraguas mientras
se dirigía sonriente hacia mí. Le besé la mejilla y juntos nos
fuimos al gimnasio, donde nos esperaba el profesor para irnos a la
piscina cubierta. Aquel día comenzaba la natación... Cuando
nosotros llegamos ya estaban algunos allí. Entramos con el profesor
en la piscina y nos enseñó donde estaban los vestuarios de chica y
donde los de chicos. Entré despacio en el de chicos, estaban todos
allí, y me fulminaban con la mirada. Pasé de ellos y me acerqué a
Harry y Zayn que se encontraban en el final. Ellos me saludaron y
estuvimos hablando hasta que tuvimos que entrar en la piscina. Las
chicas ya se encontraban nadando en el agua, el profesor aún no
había llegado. De uno en uno nos fuimos tirando a la piscina.
Primero lo hizo Harry, luego Zayn, y tercero yo, aunque yo no me
tiré, Colin que se encontraba detrás me empujó sin dejarme espacio
en el agua, por lo que al caer Zayn tuvo que intentar nadar rápido,
lo consiguió, pero yo me golpeé en la cabeza y ahí comenzó mi
pesadilla.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Capítulo 24: Sonrisas.
Capítulo 24: Sonrisas.
(Narra Harry)
Sally estuvo unos segundos observándome
fijamente, sin apartar sus hermosos ojos de los mios, parpadeando
rápidamente, lamiendo sus dulces labios una y otra vez, haciendo que
mi corazón latiera muy rápido. Ella sonrió tímida, mientras
agachaba su cabeza y cerraba sus ojos. Esbocé una tímida sonrisa
contagiada por la suya. Todo el mundo había desparecido, sólo
estábamos ella y yo, no había nadie que nos pudiera molestar, aquel
momento era sólo nuestro. Ella levantó su cabeza y me miró
sonriente, haciendo que mi sonrisa se ampliara aún más haciendo que
un hoyuelo se formara en mi mejilla. Ella lo notó y su mirada se
dirigió a éste. Se iba acercando muy despacio, mis labios dejaron
de sonreír y me puse muy nervioso, el corazón me latía a mil por
hora y todo era por tenerla tan cerca, sus labios ya chocaban con los
mios. Sin darme cuenta sus labios acariciaban lentamente los míos,
se movían a la vez, pude notar como Sally sonreía entre nuestros
labios. Sonreí también y junto nuestros labios una vez más, pero
no duró tanto, pues Zayn comenzó a aplaudir y a silbar junto con
los demás que nos acompañaban en la mesa. Sally se separó tímida
y agachó su cabeza, pude ver como sus mejillas tomaban un color rojo
haciéndola adorable. Pasé mi brazo izquierdo por sus hombros y la
abracé, ella apoyó su cabeza en mi hombro mientras reía.
(Narra Sally)
Salí corriendo del instituto y me
dirigí a casa, pues estaba deseando ver mi coche. Entré corriendo
en casa y solté mi mochila en la puerta de entrada. Entré en el
salón y abracé corriendo a mi madre que estaba sentada en el salón
observándome sonriente. Besé su mejilla y almorzamos juntas. Mi
madre sabía perfectamente que no estaba almorzando en el comedor, ya
que habló con mi tutor, y me obligaba a comer un poco en casa...
Durante la comida, intentaba no mirar mucho a mi madre y deseaba que
ella no me miraba a mi tampoco. Disimulaba como podía el asco,
aunque no podía aguantar más, miré el plato una vez más y lo
aparté, corriendo me levanté de la silla y entré en el baño. Me
puse de rodillas y comencé a vomitar todo lo que había comido
durante el día. Tenía mi mano en mi estómago. Mi madre entró en
el baño y se acercó a mi. Cuando por fin acabé, pedí a mi madre
que me dejara sola, ella obedeció. Me levanté del suelo y me miré
en el espejo, estaba pálida, no parecía yo. Me lavé los dientes,
me lavé la cara y salí del baño. Mi madre me esperaba sentada en
el sofá del salón, muy nerviosa.
-Lo siento... -dije con un hilo de voz.
-Sally, me dijiste que no lo volverías
a hacer.
-Tú no me entiendes -dije sentándome
a su lado.
-Claro que te entiendo.
-¡No! Tú crees que para mí comer es
fácil, pero no lo es. No sabes lo que es aguantar el olor a la
comida, ir por la calle y que en un restaurante huela a comida, y tú
tenerte que tapar la boca porque vomitas allí mismo... ¿Crees que
yo quiero esto? Claro que no lo quiero, yo no lo hago queriendo...
-¿Te lo has vuelto a provocar? -dijo
mi madre agarrándome la mano para mirarme los dedos.
-No -dije señalando mis marcas en mis
dedos índices y corazones de cada mano.
-Tus marcas aún siguen... El médico
dijo que si tenías esas marcas era porque te lo provocabas. -Sabes
que antes lo hacía, y las marcas aún no se han quitado, estas
tampoco -dije enseñándole mis cortes.
Mi madre apartó la mirada y me tapó
los cortes de nuevo con la manga de la camiseta sin mirar. Me pidió
que por favor no se las enseñara, pues aún le dolía verlas, tanto
como a mí... pero lo hice, y me arrepiento, pero los hice por
desesperación... Me coloqué bien las pulseras con las que intentaba
ocultar los cortes y permanecimos un par de minutos en silencio,
hasta que la puerta de casa se abrió interrumpiéndonos. Era mi
padre con la llave de mi coche en la mano. Corriendo me dirigí a él
nerviosa y lo abracé lo más fuerte que pude. Me dio las llaves y
salimos los tres de casa para ver el coche. Era un hermoso audi a1
rojo. Sorprendida corriendo me dirigí a él y lo puse en
funcionamiento. Me despedí de mis padres con la mano desde el coche
y comencé a conducir. Era bastante bueno, y se agarraba bien a la
carretera, iba muy segura. Sin darme cuenta había salido de Londres,
me encontraba a las afueras, era un sitio hermoso. Muy verde, con
grandes árboles y un gran camino de tierra. Cuando vi que sólo me
encontraba yo sóla en aquella zona, aceleré. Siempre me encantó la
velocidad. Estaba muy atenta a la carretera, cuando vi que estaba
comenzando a correr demasiado y a soltar toda mi rabia, paré poco a
poco, hasta quedar parada en medio de todo el campo. Le di un golpe
al volante y apoyé mi cabeza en éste. Suspiré y salí del coche.
Me dirigí al árbol más cercano al coche y me senté, apoyando mi
espalda en el tronco. Y allí estuve casi toda la tarde, totalmente
metida en mis pensamientos, perdida en mi mundo, pensando y
pensando... cosas buenas y malas, más malas que buenas, pero así
eran casi todos los días, no había día en que no pensara en cosas
malas. Pero cuando vi que de nuevo un desagradable nudo se formaba en
mi garganta, me levanté del césped y volví al coche. Lo puse en
funcionamiento y volví a dirigirme a la ciudad.
Tardé un poco en encontrar la ciudad,
pues no recordaba muy bien el camino. Cuando llegué era la hora de
la cena. Aparqué el coche y me bajé. Louis también llegaba a su
casa, se bajó de su coche y me miró un poco extrañado. Se acercó
a mi sin dejar de mirar mi coche. Riendo me acerqué a él y le besé
la mejilla.
-Buenas noches -sonreí.
-Buenas noches -sonrió Louis- ¿Desde
cuando conduces?
-Desde hace medio año, creo.
-Me encanta. Me tienes que dejar algún
día conducirlo -dijo rodeando el coche.
-Cuando quieras -reí- me tengo que ir.
Adiós, Louis.
Sonreí despidiéndome con la mano.
Antes de irme, Louis agarró mi muñeca y tiró de mi para que
volviera a mi sitio de antes. Le miré un poco extrañada, él
comenzó a reír.
-Te recuerdo que el Jueves es el
teatro.
-No lo olvido. ¿A qué hora
es?
-Es a las 18:30.
-Allí estaré en la primera fila, con
varios tomates -dije riendo.
-¡Sally! -dijo Louis sorprendido.
-Es broma -sonreí- Pero sí que estaré
en la primera fila. Seguro que os saldrá genial.
-Eso espero. Bueno, me voy yo también.
Hablamos mañana. Adiós, Sally.
-Adiós, Louis.
Dije mientras me giraba sonriente. Abrí
la pequeña puerta del jardín, y lo cruce. Saqué las llaves de mi
bolso y entré en casa. Para mi sorpresa no había nadie en casa,
sólo mi hermano, ya que escuchaba Nirvana a todo volumen como
siempre lo ponía cuando estaba solo en casa. Subí las escalera y le
avisé de que ya había llegado a casa. Me sonrió y siguió haciendo
deberes. Cerré la puerta de su habitación y entré en la mía. Solté
la llaves del coche y de la casa en el escritorio y colgué el bolso
en el vestuario. Mi móvil comenzó a sonar, salí corriendo del
vestuario y lo cogí. Era Harry.
-¡Te extraño! -me gritó en cuanto
descolgué. Reí.
-Yo también.
-¿Sabes qué me gustaría?
-¿Qué?
-Darte un beso ahora.
-Darte un beso ahora.
-Pues sí, a mi también -dije
sonriendo a lo bajo.
-Asómate al balcón.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Capítulo 23: Estoy enamorado de tu sonrisa.
Capítulo 23: Estoy enamorado de su
sonrisa.
(Narra Liam)
Miré un par de veces a Colin, que me
miraba con odio, lo que me producía mucho más miedo, no pude mirar
al hombre que daba la charla, ni tampoco al director, y mucho menos a
Colin. Estuve toda la hora observando a la nada. En cuanto el timbre
sonó, Sally se levantó corriendo de la clase y salió. Todo el
mundo estaba callado. Sally iba muy cabreada, lo podía ver en su
rostro. Estaba seguro que iba a hablar con el director, ya que el
tiempo que estuvo en la charla lo estuvo fulminando con la mirada.
Salí corriendo detrás de Sally, ante
la atenta mirada de toda la clase. Ya todos se encontraban en los
pasillos y miraban a Sally. Yo corría detrás de ella, pero se me
adelantó y cuando estaba a punto de alcanzarla ya había cerrado la
puerta de dirección de un portazo. Me senté en el banco que había
justo al lado de dirección. En mis rodillas apoyé mis codos y me
tapé la cara con las manos suspirando. Estuve allí un par de
minutos. Iba a entrar cuando escuché a Sally gritar. Me levanté
pero el profesor de Educación Física me interrumpió.
-Hola, Liam -sonrió- ¿Qué haces
aquí?
-Estoy esperando a Sally.
-¿La chica nueva? Es muy buena jugando
al baloncesto. Espero que en natación sea igual de buena, te
recuerdo que empezamos mañana.
Sonrió mientras entraba en la sala de
profesores. Me quedé mudo. Odiaba la natación, Colin y los demás
siempre me hundían hasta el momento en el que ya no aguantaba más y
comenzaba a ahogarme. Las manos me comenzaron a temblar, y volví a
sentarme, pero escuché a Sally gritar de nuevo, así que corriendo
me levanté del banco y entré en dirección sin avisar. Sally se
quedó callada igual que el director, que levantó la cabeza para
mirarme. Cerré la puerta a mis espaldas y me coloqué junto a Sally.
Que me agarró la mano con fuerza.
(Narra Sally)
En cuanto terminó la charla salí
corriendo de la clase, la primera, estaba deseando hablar con el
director. Crucé el pasillo corriendo, todo el mundo me miraba.
Estaba muy enfadada, lo que no iba a permitir es que Colin le hiciera
más daño a Liam. Ante la atenta mirada de medio instituto crucé el
pasillo y llegué a dirección. Escuchaba unos pasos detrás de mi,
pero no me iba a parar para saber quien era. Entré en dirección y
cerré de un portazo. El director que estaba de espaldas, se giró
sorprendido. Le miraba muy enfadada, y él se levantó corriendo.
-Brooks, pensaba que estaba en la
charla. Toma asiento.
-No quiero sentarme -dije seca.
-Esta bien... -dijo sorprendido
mientras él se sentaba lentamente- ¿Qué quieres?
-En este centro se sufre bullying.
-No es cierto, Brooks.
-¡He dicho que en este centro se sufre
bullying! -grité interrumpiendo al director.
-No hace falta que grite.
-¿Qué no hace falta? Ayer un chico
vino diciendo que sufría bullying, le enseño las heridas y aún no
le cree.
-Brooks, necesito pruebas.
-Esas son pruebas suficientes.
-No lo son. No sé si esas heridas
realmente se lo han hecho los demás.
-¿Crees que se lo ha hecho él mismo?
-volví a gritar.
La puerta de dirección se abrió
dejando al director con la palabra en la boca. No me giré para ver
quien era, pero sabía perfectamente que era Liam. Cerró la puerta
segundos después y despacio se puso a mi lado. Le miré y le agarré
la mano, intentando transmitirle toda mi fuerza. Liam agachó la
cabeza y suspiró. Levantó la cabeza y durante unos segundos estuvo
mirando fijamente al director.
-No sé que hacer para que me creas.
-Necesito pruebas, Liam, ya lo he
dicho.
-¡¿Pero, no tiene s...
-Espera, Sally -dijo Liam
interrumpiéndome. Suspiré fulminando con la mirada al director- Te
he enseñado mis heridas y moretones, ¿que más necesitas?
-Mm... vídeos, o que ellos mismo me lo
confirmen.
-Eso nunca lo harán -interrumpí- Esta
bien, grabaré. Que sepas que Liam ha sufrido mucho y cuando por fin
lo confiesa, ¡usted no le cree! ¿Sabes todo lo que ha sufrido?
-dije comenzando a cabrearme. Liam me agarró de nuevo la mano para
tranquilizarme- Sabes que Liam es un chico estupendo, con buenas
notas, jamás ha dado problemas en el instituto, ¿y aún así no le
cree?
-Lo siento, Brooks. Te lo voy a repetir
mil veces, pero necesito pruebas.
Apreté mis puños y mientras suspiraba
golpeaba la mesa fuerte. Liam me pidió que me tranqulizara pero este
hombre me ponía de los nervios. Volví a fulmirarlo con la mirada y
sin decir nada salí de dirección dando un portazo. Entré en la
clase y miré con odio a Colin que reía mientras hablaba con Dylan.
Suspiré y miré a suelo para que no sospechara nada. Unas ganas
horrorosas de acercarme a él y comenzar a hacerle todo y cada cosa
que le hizo a Liam se apoderaron de mi. Pero el profesor estaba
delante y me miraba extrañado. Liam entró en clase y colocó su
mano en mi hombro. Le sonreí y nos sentamos cada una en nuestra
silla. Y así pasamos las tres últimas horas. En cuanto sonó el
timbre, todos nos levantamos corriendo. Ya todos se habían ido, sólo
quedábamos, Harry, Liam, Danielle, Zayn, Ashley y yo. Colgué mi
mochila en los hombros y salí de clase detrás de Liam. Entramos en
el comedor y nos sentamos en la mesa donde nos habíamos estado
sentado los seis estos últimos días. Yo estaba sentada entre Harry
y Danielle. Todos hablaban entre ellos, excepto Harry y yo, que
estaba totalmente metida en mis pensamientos y Harry estaba
concentrado en su comida. Todos tenían su bandeja con su comida, yo
sólo cogí un zumo natural. Giré mi cabeza y miré a Harry. El me
miró y me sonrió, quería hablar con él, dejar de pensar en Liam.
-Mañana voy a ir a comprarme el
vestido para el baile de primavera -dije lo primero que me pasó por
la cabeza.
-¿Tienes ya alguno pensado? -me
preguntó él sonriente.
-Me gustaría que fuera largo y verde
agua -reí- Cuando fui a comprarme el vestido para la fiesta vi uno
precioso.
-Seguro que compres el que te compres
estarás preciosa.
-No lo creo -dije mientras sonreía.
-¿Recuerdas cuando te presentaste en
clase el primer día y cuando te ibas a sentar saludaste a Danielle y
le sonreíste?
-Mm... sí.
-Justo en ese momento fue cuando me
enamoré de tu sonrisa.
jueves, 31 de enero de 2013
Capítulo 22: Pruebas.
Capítulo 22: Pruebas.
(Narra Liam)
Empecé a rebobinar la cinta de todo lo
que había pasado como si de una película se tratase. Esta vez tenía
a alguien que pudiera confirmar mi caso, Sally y Danielle. Lo primero
que hice fue mirar a mi familia y, a pesar de saber que les iba a
haer un daño tremendo, les conté todo lo que en el fondo imaginaban
desde hacía tiempo. Mientras me escuchaban notaba como sus ojos se
humedecían y la mayoría de las veces en las que le confesaba cada
cosa que me hacían se tapaban la boca y cerraban los ojos fuerte
evitando mirar mis heridas por todo el cuerpo. Era incapaz de
mirarles a la cara cuando hablaba, el dolor en sus ojos me estaba
destrozando más de lo que ya lo estaba. En las pocas veces en las
que les miraba pude ver como mi padre tenía la boca muy tensa y los
puños apretados, mis hermanas no me miraban, sólo lloraban en
silencio y escuchaban atentamente cada palabra que salía con dolor
de mi boca, y mi madre, me tenía las manos cogidas entre las suyas,
para darme fuerza, para que, como siempre hace, no olvidara que ella
siempre estaba a mi lado.
En cuanto terminé de contarles todo,
sin dejarme ningún detalle, corriendo vinieron todos a abrazarme y a
darme todas sus fuerzas, apoyo y cariño. No hablaron mucho conmigo,
pues corriendo fuimos al instituto para hablarlo con el director,
poco a poco esto iba acabando, o al menos eso creía yo...
En cuanto llegamos al instituto,
aparcamos y corriendo nos bajamos del coche. Mi padre lo cerró y
ante la antenta mirada de todos los que se encontraban a esa hora
allí entramos en el instituto. Pedimos permiso para poder entrar a
dirección y cuando nos dejaron pasar, entramos. El director nos
recibió de mala gana, transmitía aburrimiento y cansancio.
-Quiero que escuche antentamente lo que
Liam va a decirle, porque de aquí nos vamos a la policía para poner
una denuncia contra varios alumnos -dijo mi padre.
-No se altere, señor Payne, pero para
que vea que entiendo su nerviosismo voy a escucharle a usted y a su
hija con mucha atención.
Y de nuevo empecé a relatarle desde el
principio las cosas que me habían pasado dentro y fuera del centro,
con nombres y apellidos de cada uno de los agredores, con fechas, con
datos, con nombres de testigos y personas que sabían todo lo que me
había ocurrido durante aquellos dos años. En mi voz se notaba como
me estaba liberando de una enorme peso, un enorme peso que no me
había dejado vivir durante mucho tiempo, era como si al fin pudiera
respirar... Mis hermanas lloraban asustadas, y mis padres intentaban
no llorar, aunque podía ver como a mi madre se le humedecían los
ojos por cada cosa que contaba. Le conté todo al director, igual que
lo hice con mis padres, él me escuchaba atento e incrédulo. Cuando
me pareció que había terminado con todo, me quedé callado,
esperando a que alguien dijese algo.
-Lo que estás diciendo es muy grave...
-dijo el director al fin- Este tema es bastante serio como para que
sea una broma... Porque no sólo te estás metiendo tu en esto, si no
a otras persona, y para eso hace falta tener pruebas que lo puedan
justificar.
-¿Crees que es mentira todo lo que ha
dicho? -dijo mi padre enfadado.
-No estoy diciendo que es mentira, sólo
digo que necesito pruebas, sólo eso. Así que, por ahora, lo tendré
en cuenta, pero necesito pruebas.
Mi padre lo fulminó con la mirada, me
agarró de la mano y tiró de mi para salir de dirección. El
director intentaba pararnos, pero no le escuchamos, salimos del
instituto y volvimos a montarnos en el coche. En cuanto mi padre lo
puso en funcionamiento nos dirigimos a la comisaría de polícia.
-Vengo a poner una denuncia porque mi
hijo ha sido víctima de acoso con amenazas y agresiones por parte de
varias compañeros de su clase.
El funcionario que se encontraba a
nuestro lado recogiendo todos los datos de las denucias, levantó la
cara del papel y nos miró sorprendido. Él comenzó a pedir datos
para analizar la denuncia. Dejé que mi padre hablara sólo esta vez
con el policía. Agaché mi cabeza suspirando. Pude notar como mi
hermana Ruth se acercaba a mi y me abraza fuerte, le devolví el
abrazo rompiendo a llorar. Confesarlo era lo que tendría que haber
hecho, ¿o no?
(Narra Sally)
A la mañana siguiente mi hermano me
llevó al instituto, y era la última vez pues mi padre ya me había
comprado el audi a1 en rojo que le pedí cuando me saqué el carnet
de conducir. Me despedí de mi hermano y me bajé del coche, entré
al jardín y me encontré a Liam que entraba con las manos metidas en
los bolsillos de su pantalón beige y su cabeza agachada. Me acerqué
a él un poco preocupada ya que le notaba un poco raro. Me puse a su
lado sonriente y le saludé.
-Buenos días, Liam -dije sonriente.
-Buenos días, Sally -dijo él con una
sonrisa forzada.
-Te noto raro, ¿ocurre algo?
-No quiero hablar aquí -dijo mirando a
nuestro alrededor.
-No puedes dejarme ahora con la
intriga. Vamos a saltarnos la primera clase.
-Esta bien -dijo Liam.
Agarré la mano de Liam y salimos
corriendo del jardín. Cuando ya estábamos fuera nos dirigimos a una
cafetería que había cerca de aquella zona así podríamos desayunar
y hablar tranquilamente. Entramos en la cafetería y los dos pedimos
café. Cogimos una mesa en la segunda planta, coloqué mi mochila en
los pies de la silla y me senté en frente de Liam. Bebí un poco de
café y levanté mi cabeza para poder mirarle fijamente.
-¿Qué ha pasado? -pregunté.
-Les he contado a mis padres lo que me
pasaba.
-¡¿Lo has hecho?! -grité sin
importarme los demás. Liam me puso la mano en la boca- Lo siento.
-No importa -dijo riendo- Sí, lo conté
ayer al llegar del almuerzo.
-¿Y qué pasó? No fue tan malo,
¿verdad? ¿Te quitaste un gran peso de encima?
-Sí... Aunque pensé que iba a ser más
fácil.
-¿Por qué? ¿No hablaste con el
director y denunciaste?
-Sí, sí que lo hice. Pero el director
no me creía.
-¿Qué? ¿Cómo que no te cree? ¿No
le enseñaste las heridas?
-Sí, pero dice que no hay más pruebas, que no se sabe sin me lo han hecho ellos.
-Sí, pero dice que no hay más pruebas, que no se sabe sin me lo han hecho ellos.
-Pero, ¿qué clase de director es?
Liam, has denunciado, ¿no?
-Sí -asintió él varias veces con la
cabeza.
-Yo soy testigo, así que hablaré con
el director y con quien haga falta.
-No te va a creer, Sally. No hay
pruebas...
-Pero, es que no entiendo como que no
hay pruebas. Liam, tienes heridas por todas partes, ¿ese cree que te
lo has hecho tú? -dije comenzando a ponerme nerviosa. Él me miró
triste y se encogió de hombros.
Me levanté de la silla y abracé a
Liam con todas mis fuerzas. Iba a hacer lo que fuera por que esto
acabara de una vez, los grabaría, buscaría un abogado, lo que
fuera. Miré a Liam a los ojos que estaban húmedos, como la mayoría
de las veces. Estuvimos un tiempo más hablando y cuando faltaban
minutos para que terminara la primera hora, nos dirigimos al
instituto. Entramos en la clase y nos encontramos con el director. Le
pedimos permiso para entrar y nos sentamos en nuestro sitio. Miré al
director con odio, y él no apartó la mirada de Liam. Me senté en
mi asiento e intenté entender de que hablaba el director. Él volvió
a repetir lo que pasaba, luego entró un hombre a clase con un
maletín y un vídeo, que puso en la pequeña televisión que había
en la clase. ''BULLYING'' ponía con letras grandes en la pantalla de
la televisión.
-Bien, hoy quería venir a hablaros
sobre el acoso escolar -dijo el señor mirándonos fijamente a todos.
Miré un segundo a Liam, que comenzó a
ponerse nervioso y miró a Colin que lo miraba con odio. Suspiré y
noté como mi boca se tensaba. Durante toda la charla no pude dejar
de observar a Liam y noté como él observaba con miedo a Colin y al
director. Me imaginaba lo peor, y era que con esto Colin podría
haber descubrierto que Liam lo había contado, y podía ir a hacerle
más daño.
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