Polos opuestos, almas gemelas.

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martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 25: Tormenta.

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Capítulo 25: Tormenta.

Despacio me acerqué al balcón mientras me alejaba el móvil del oído. Corriendo abrí las cortinas y las ventanas y salí al balcón, apoyé mis manos en la barandilla y miré hacia abajo. Ahí se encontraba Harry con el móvil en la mano, observándome sonriente, sonreí al verlo a él. Volví a acercarme el móvil al oído cuando vi que él hablaba. Me pidió que le abriera la puerta de casa, asentí con la cabeza mientras le observaba y corriendo salí de mi habitación. Bajé corriendo las escaleras y crucé el salón. Suspiré y abrí la puerta de la entrada, salí al jardín y luego abrí la puerta pequeña blanca que nos separaba en aquel momento. En cuanto la puerta dejó de separarnos me lancé para abrazarlo fuerte, muy fuerte. El rió mientras pasaba sus fuertes brazos por mi cintura. Sonreí mientras cerraba los ojos lentamente. La voz de mi hermano nos interrumpió.

-¿Sally? -dijo él abriendo la puerta de la entrada.
-Andrew, ¿qué pasa?
-Te escuché correr por las escaleras, y me había asustado.
-Tranquilo, sólo fue porque llamaron a la puerta. Él es Harry, un amigo -sonreí.
-Soy Andrew, su hermano -dijo mientras se saludaban con un apretón de mano.
-Encantado -sonrió Harry separándose- ¿Puedo llevármela a pasear? -preguntó Harry.
-Claro -sonrió mi hermano- Pero cuídala bien...
-Lo haré.
-Sally ten mucho cuidado, ¿te has llevado los medicamentos?
-Los guardaré ahora en el bolso, tranquilo -sonreí.

Andrew asintió con la cabeza y suspiró preocupado. Dejé a los dos solos en el jardín y entré corriendo en la casa, subí las escaleras de dos en dos y entré en mi habitación. Cogí un bolso del vestuario y salí. Guardé las llaves de casa, el móvil, y todos los medicamentos que me hacían falta.
Cuando estaba segura de que ya estaba todo guardado salí de la habitación y bajé las escaleras. Mi hermano se encontraba aún en el jardín hablando con Harry, escuché como le pedía por favor a Harry que me cuidara bien, y que estuviera atento a cada cosa que comía. No le dejé que siguiera hablando y salí de casa interrumpiendo.

-Ya estoy lista, ¿vamos?
-Vamos -sonrió Harry.
-Dile a mamá que salí a dar un paseo, que no se preocupe.
-Si te encuentras mal, no dudes en llamarme, ¿sí? -dijo mi hermano antes de darme un beso en la frente.
-Lo haré. Hasta luego, Andrew.

Salí de casa y paseamos por cerca de aquella zona. Harry estuvo unos minutos pensativo, totalmente perdido en tus pensamientos, sin mirarme, ni hablarme. Le miré un poco preocupada, seguro que mi hermano le dijo algo que no debía, que yo no le conté... Me paré y le agarré del brazo, ya que ni se dio cuenta de que me detuve. El me miró un poco extrañado. Era de noche y hacía mucho frío, el cielo estaba nublado como cada noche en Londres, apenas había luz en aquella calle, sólo alumbraban las pocas farolas y la luz de la luna. Harry parpadeó varias veces seguidas.

-¿Qué te ocurre, Harry? -pregunté.
-Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, ¿no?
-¿Qué dices?
-¿Por qué se preocupan tanto por ti? ¿Por qué tantos medicamentos?
-Harry ya sabes el por qué.
-No, no lo sé. Me dijiste que te recuperaste.
-Y me recuperé.
-No me mientas, Sally.
-¡Harry no quiero que lo sepas! -grité.
-¿Por qué?
-Es muy duro. Cuando me recupere te lo contaré, ahora no puedo hacerlo.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.

Harry me abrazó muy fuerte. Le devolví el abrazo cuando una gota cayó en mi rostro, miré al cielo, y muchas otras comenzaron a caer. Harry me cogió del brazo y nos escondimos en el primer lugar con techo que vimos. Hacía mucho frío y mis labios temblaban, Harry al verme se quitó su chaqueta para colocármela por encima. Estuvimos unos minutos allí sentados bajo aquel techo, con mucho frío. Estábamos abrazados, poco a poco yo entraba en calor, pero Harry no, sus labios estaban morados y tiritaba. Saqué mis manos de los bolsillos y las puse en sus mejillas, me acerqué a él corriendo y le besé. Nuestros labios se movían a la vez. Los labios de Harry estaban congelados, aunque poco a poco comenzaron a coger un poco de calor. Sin darnos cuenta dejó de llover, corriendo nos levantamos y salimos corriendo de allí, dirigiéndonos a mi casa, que por suerte no estaba muy lejos de aquella zona. Harry tenía que volver andando a casa, y después de la tormenta, decidí llevarlo yo a casa. Puse la calefacción del coche y nos dirigimos a su casa. Poco a poco el frío se iba. Harry me preguntó por el coche y le expliqué que antes de llegar a Londres conseguí el carnet de conducir, y como me dijo Louis, también quería conducirlo. Entre risas llegamos a su casa, al llegar estuvimos unos segundos observando al frente, sin decir nada, en silencio, Harry fue el primero que se giró y me miró sonriente. Le imité y me acerqué a él lentamente para darle un corto beso. Harry sonrió y salió del coche. Cuando entró en su casa puse el coche en funcionamiento y me dirigí a la mía.

Entré en casa y saludé a mis padres y a mi hermano que cenaban en el salón. Sin cenar subí a mi habitación, preparé la ropa para el día siguiente y me puse un pijama. Estuve sentada en la ventana, detrás del cristal, observando la lluvia de aquella noche. Y como el cielo se iluminaba cuando sonaba la tormenta, luego caía mucha más agua. Estaba apoyada en la pared, abrazando mis piernas y la cabeza apoyada en el cristal, observando la lluvia, pero también mi reflejo en la ventana. Alguien llamó a la puerta, giré mi cabeza y le pedí que entrara. Era mi madre, abrió un poco la puerta y se asomó.

-Buenas noches, Sally -sonrió ella.
-Buenas noches, mamá -sonreí.

Ella cerró la puerta sonriente y volví a mirar como las gotas de agua chocaban con el cristal y descendían rápidamente una al lado de la otra, como si de una carrera se tratara. Me bajé de la ventana y dejé las cortinas abiertas, para poder ver desde la cama como llovía. Me tumbé en la cama y sin darme cuenta me quedé dormida, muy rápido.

(Narra Liam)

Me despedí de mi madre y abrí mi paraguas antes de salir del coche. Cerré la puerta del coche y observé como un audi a1 rojo entraba en el aparcamiento, nunca había visto ese coche por allí, pero para mi sorpresa la chica que se bajó del coche era Sally. Cogió su mochila y abrió su paraguas mientras se dirigía sonriente hacia mí. Le besé la mejilla y juntos nos fuimos al gimnasio, donde nos esperaba el profesor para irnos a la piscina cubierta. Aquel día comenzaba la natación... Cuando nosotros llegamos ya estaban algunos allí. Entramos con el profesor en la piscina y nos enseñó donde estaban los vestuarios de chica y donde los de chicos. Entré despacio en el de chicos, estaban todos allí, y me fulminaban con la mirada. Pasé de ellos y me acerqué a Harry y Zayn que se encontraban en el final. Ellos me saludaron y estuvimos hablando hasta que tuvimos que entrar en la piscina. Las chicas ya se encontraban nadando en el agua, el profesor aún no había llegado. De uno en uno nos fuimos tirando a la piscina. Primero lo hizo Harry, luego Zayn, y tercero yo, aunque yo no me tiré, Colin que se encontraba detrás me empujó sin dejarme espacio en el agua, por lo que al caer Zayn tuvo que intentar nadar rápido, lo consiguió, pero yo me golpeé en la cabeza y ahí comenzó mi pesadilla.

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