Polos opuestos, almas gemelas.

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miércoles, 13 de marzo de 2013

Capítulo 27: Fuerza.

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Capítulo 27: Fuerza.

(Narra Sally)

En el escaparate de aquella tienda vimos unos hermosos vestidos y eso fue lo que nos hizo decidirnos en entrar para probarnos algunos. Nosotras tres íbamos delante de los chicos, así podríamos hablar de ropa sin aburrirlos. La dependienta se nos acercó cuando nos vio observando los largos vestidos. Danielle cogió uno negro, Ashley uno azul marino y yo uno verde agua que me llamó la atención. Entramos a la vez en los probadores del final de la tienda y a los pocos segundos salí para que tanto la dependienta como los chicos nos dieran su opinión. Abrí la puerta del probador y me recogí un poco el vestido, ya que eran largos hasta los tobillos. Me coloqué al lado de Danielle, que ya había salido del probador, y miré tímida a todos. A los pocos segundos salió Ashley y comenzaron a comentar como nos quedaban los vestidos. Según la opinión de los cuatro nos quedaban bastante bien a las tres. Harry no apartaba la mirada de mi poniéndome cada vez más nerviosa. Mordí mi labio inferior mientras sonreía tímida y entraba de nuevo en el probador de la izquierda. Salí y me acerqué a la dependienta para pagar el vestido.

-¿Cuánto es? -sonreí abriendo mi bolso.
-Ya está pagado -sonrió.
-¿Cómo que ya está pagado?
-Sí, lo pagó él -señaló a Harry.
-Esta bien, gracias.

Me despedí de la dependienta y me acerqué a Harry. Él estaba de espaldas hablando con los demás. Acerqué mi cabeza a su hombro, aunque tuve que ponerme de puntillas, ya que era mucho más alto que yo, besé su hombro y réi, captando su atención. Me acerqué a su oído y le susurré:

-No hacía falta que me compraras nada -sonreí.
-Tenía que comprártelo, estás hermosa con el puesto.
-Gracias -dije tímida.

Harry giró su cabeza y como era más alto, besó mi frente. Salimos de la tienda y seguimos buscando más tiendas para comprarnos todo lo que nos faltaba. La siguiente tienda a la que estramos fue una zapatería, que fue la primera que vimos. Entramos y nos acercamos a la dependienta para explicarle más o menos como queríamos el zapato. La morena le sacó a Danielle unos tacones altos plateados, preciosos, se sentó y se los probó, al levantarse pudimos ver como aquellos zapatos eran perfectos, le hacían unas piernas preciosas. A Ashley le sacó unos negros, un poco más bajos que los negros que me sacó a mí. Me senté al lado de Danielle y me puse los tacones, luego me levanté y me miré en un pequeño espejo que había en frente, la verdad es que me encantaban, eran hermosos, y según los demás me quedaban genial con el vestido. Me los quité y se los devolví a la dependienta para que los guardara en la caja. Ashley no estaba muy convencida, pero al final acabó comprándoselos. Pagamos y nos despedimos de la dependienta. Salimos y entramos en un Starbucks que había cerca de aquel centro comercial. Liam abrió la puerta y nos dejó paso a las tres chicas para que entrarámos primeros. Nos pusimos a hacer cola mientras hablábamos. El chico que estaba delante nuestra se giró muy rápido y chocó con Liam. Éste último se quejó y se tocó el brazo. El chico que le golpeó se quedó un poco extrañado, pues no chocaron tan fuerte como para hacerse daño, aún así, se disculpó y salió del Starbucks. Todos nos quedamos en silencio tras el quejido de Liam, todos le miraban extrañados, excepto Danilelle y yo, que le mirábamos preocupadas, ya que sabíamos la razón de su quejido. El chico que atendía en la caja nos interrumpió, y menos mal, porque alguno ya iba a preguntarle que pasaba. Nos pedimos algunos pasteles y chocolates calientes, excepto Zayn y Danielle que se pidieron café. Nos sentamos y nos repartimos los pasteles, luego ellos comenzaron a comer, yo dejé mi donut de chocolate en el pequeño plato y cogí mi chocolate para intentar beberlo. Hice un esfuerzo y bebí un poco para que no se dieran cuenta de que no quería nada y apreté mis labios. El olor de todas las bebidas y la comida me estaban dando ganas de devolver. Retiré mi donut y lo coloqué en el centro de la mesa llamando la atención de todos.

-¿Quiere alguien mi donut? -dije evitando mirarlo.
-¿No lo quieres? -preguntó Zayn.
-No, es que almorcé mucho y no tengo ganas.
-Pero si no has almorzado en el instituto -dijo Danielle.
-En casa si lo hice, ¿verdad Harry?
-Sí -mintió.
-Ahora vuelvo -dije mientra me levantaba y me dirigía al baño.

Entré corriendo y me coloqué frente al espejo. Encendí el grifo y me eché agua en la cara. Lo cerré y me sequé las manos. Suspiré mientras observaba mi rostro y en mi mente comencé a insultarme a mí misma, como siempre hacía y pensaba. Pues después de tantos años insultándome mucha gente cada día, acabé creyéndome todo lo que me decían. Salí y vi como Liam se levantaba y ser dirigía hacia mí.

-¿Te encuentras bien?
-No, Liam. Necesito irme, estoy a punto de devolver, no aguanto -dije mientras disimulada y me tapaba la boca.
-Esta bien, vámonos.
-Chicos, tengo que irme, me han llamado y no puedo quedarme.
-Vale, pues no vamos contigo -dijo Ashley.

Salí la primera de allí y cuando ya nos encontrábamos en la calle pude respirar con normalidad. Pude notar como Liam me miraba a veces y con la mirada me preguntaba si me encontraba mejor, yo asentía sonriente a lo que me él me respondía con una sonrisa. Llegamos a donde estaban aparcados el coche y la moto. Nos montamos como en el principio y nos fuimos. Zayn y Ashley se fueron y yo llevé a cada uno a su casa, según me pillaba de cerca de aquella zona, Liam fue el último. Aparqué el coche justo en frente de su casa y giré mi cabeza para mirarle.

-No quiero ir a mi casa...
-¿Por qué? -me preguntó extrañado.
-Porque estarán mis padres y me preguntarán si he comido, donde he ido, si me he tomado los medicamentos, y demás...
-¿Y lo has hecho? -dijo Liam serio. Agaché mi cabeza y negué triste- ¿Y por qué?
-¿Te parece que nos vayamos a un sitio mejor?
-Claro, vamos.

Puse el coche en funcionamiento y nos dirigimos a aquel campo a las afuera de Londres que tanto me gustó. Durante el camino estuvimos los primero minutos en silencio, aunque no era incómdo, sólo escuchábamos la canción que sonaba en la radio, que era 'Fuckin' perfect' de P!nk. Amaba esa canción, pues me sentía muy identificada. Al acabar la canción Liam rompió el silencio.

-Sally, le conté a mi padres lo que me pasa en el instituto.
-Sí, lo sé. ¿Pasó algo?
-Y no se ha arreglado nada.
-Se arreglará, Liam. Yo misma voy a dar las pruebas.
-Hoy lo pasé muy mal... -su voz sonaba muy triste.
-No quería hablar del tema, porque yo tuve mucho miedo. No quería ni imaginar lo que me querían hacer.
-Lo siento...
-¿Por qué?
-No te pude ayudar.
-Lo intentaste, Liam. No importa -dije mientras aparcaba el coche, pues ya habíamos llegado- eran dos y tú uno.
-De verdad que cuando me dijeron aquello, fue como si me hubiera quedado sordo, no escuchaba. Cuando me pediste ayuda y te vi así, sin camiseta y ellos tocándote cada parte del cuerpo, de verdad, que me gustaría no haberte visto. Me dolió tanto... Jamás se me olvidará aquella imagen.
-A mí tampoco este día, lo pasé muy mal, no quería imaginar que me querían hacer, que se les pasaba por la mente...

Liam se giró y me abrazó fuerte. Un nudo se formó en mi garganta. Cuando nos separamos salimos del coche y lo cerré. Nos sentamos en el césped, justo al lado del coche, uno en frente del otro. Liam miró todo nuestro alrededor, pude notar en su rostro como le gustaba, luego me miró a mí, y me miró intrigado esperando que le contara qué le quería decir..

-Liam, mañana por la noche dormiré en un hospital de mi pueblo, me harán unas pruebas.
-¿Por qué? ¿Qué pruebas?
-Para la anemia. Son unas pruebas muy fuertes. Por lo que tendré que ir sola.
-Si quieres puedo ir contigo.
-No. Al día siguiente hay clase.
-No importa -dijo encogiéndose de hombros.
-De verdad que no, no lo podrías aguantar, verme todo lo que me hacen, mis padres tampoco vienen porque no sorportan estar allí.
-Pero, ¿qué te hacen?
-Entre más o menos cuatro médicos, dos me agarran para que no de patadas ni puñetazos y otros comienzan a pincharme por todos los brazos -dije mientras me levantaba las mangas de la sudadera para enseñarle todo las heridas de las agujas.
-Dios mio, pero si te pinchan porque tienes heridas así.
-No me pinchan como imaginas. Tienen que hacerlo fuerte, no sé como explicarte, me clavan la aguja, y el líquido duele muchísimo, incluso los médicos tienen que cerrar los ojos porque no pueden ni mirar como me pongo.
-Sé fuerte, Sally. Pronto saldrás de esto.

Dijo Liam mientras me volvía a abrazar. Cerré los ojos mientras le abraza para evitar que las lágrimas nublasen mis púpilas una vez más. Sabía que él se imaginaba unas pruebas distintas, dolorosas, pero ni la mitad de lo que realmente era.


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